TUESDAY, MARCH 14, 2006
La sombra del pasado
Recordando algunos personajes que dejaron honda huella de desconfianza y pesar, trate de espantar los recuerdos fijandome en las noticias que colgaban como siempre de los puestos ambulantes. Ninguna novedad, lo mismo de siempre, la misma sensacion de que pronto vendrian malos acontecimientos....
¿Quien me diria que tratando de encontrar una via de escape al caos que un suicida desconsiderado creara en el metro me tropezaria con una sombra del pasado?
Repentinamente senti que me jalonearon un mechon de cabello, no con rudeza, sino con la mano de un amante que trataba de asirse de un rizo, como queriendo evitar que escapara otra vez de su vida.
La sorpresa fue mayuscula al voltear y encontrarlo ahi, parado frente a mi, con una sonrisa feliz pero inexpresiva (como siempre), y diciendo mi nombre.
Por un momento me costo reconocerlo, como si fuese un extraño o algo desconocido. Pero mis ojos no me mentian era el.
Era el, igual que siempre.
Una camara fotografica oportuna habria captado mi expresion, supongo que unica e irrepetible. Era como ver a un muerto materializarse. Habian pasado casi 2 años desde la ultima vez que tuve noticias de el.
Si 2 años despues de la ultima vez, justo despues de que el me habia pedido matrimonio, y nunca mas lo volvi a ver.
Hasta hoy. Hoy hay luna llena, luna con eclipse. Se supone que los eclipses marcan la finalizacion de una etapa, entonces ¿porque justo hoy se aparece el como una sombra?. Una sombra que pude tocar y abrazar, una sombra que senti el irrefrenable impulso de besar, pero a la que mis labios no llegaron a tocar. Solo senti el prolongado abrazo de un cuerpo que conozco muy bien pero que con un gran esfuerzo habia logrado olvidar.
Ahora estaba ahi, como si un capitulo ironico de una dimension desconocida me hubiese tomado como protagonista. Era el y me hablaba. Era el y yo no sabia que hacer.
Afortunadamente mi cuerpo no me delato, por lo menos no me puse a temblar, el miedo y la sorpresa fueron oportunamente disimuladas en un nerviosismo citadino cotidiano. Le pude hablar como si de un dia cualquiera se tratara.
Me hablaba, y caminamos tomados de la mano, pero una voragine de recuerdos y sentimientos me inundaba, todos ellos habian sido bien guardados y escondidos. Tanto que no sabia bien que decirle. Solo pude decirle: Tengo ganas de llorar...
Revelas mucho... y también dejas a la luz que la batalla con eros puedes ganarla, y sabes como, pero pareces negada a tomar el camino difícil.
besos: sebas