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Luego de una visita al odontologo, quien amablemente aplico sus mejores métodos de tortura para sacarme la muela del juicio, pase varios días con un dolor que mínimo seria equiparable al de las victimas de la inquisición. Inmune a pastillas de varios colores, formas y tamaños, al hielo y a la meditación. Me toco regresar, porque, como mínimo, parecía que la muela del juicio era la corte suprema entera quien protestaba por su institucional bucal.
Viaje en emergencia en un taxi, revisión, todo normal, claro, que vaya que a la dra le parecería normal que uno se estuviese muriendo en una larga agonía, pero por lo menos se apiado de mi y me despacho con la orden para comprar otras pastillas que de seguro calmarían a un tropel de caballos. Pero que a mi me hicieron la misma gracia que habrían hecho un frasquito de tic tacs...
Así que si mas remedio que regresar a casa sin carro, caí en la odisea de cruzar los alpes en bikini y descalza, o lo que es igual, tomar un taxi en la hora pico...
Ah! no les conté que, de comparsa, tenia a mis dos hijos? uno que se quejaba de aburrimiento y el otro que no entendía que mama no fuese la hermana gemela de la mujer maravilla y corriera con el detrás de una pelota, pájaro, carrito, o lo que le llamara la atención en el momento.
Así pasaron unas maravillosas horas esperando en la parada de taxis, donde fácilmente pude ver el paso del tiempo, gente que se montaba antes que yo, la lluvia mojar los anuncios de neón, las prostitutas sonsacando a los taxistas, y los taxista sonsacando a las prostitutas...
Cuando no podía mas que entender que ese era, definitivamente, un castigo divino por el karma acumulado en mis pasadas reencarnaciones (que supongo seria comparable al de Torquemada) no me quedo mas que aceptar con filosofía el castigo. Y decidí aplicar el ZEN.
Nada de evadir, que de que valdría, no mas pastillas, que mínimo me caería en la acera, quejarse a la central de taxis no, que ya me veían con mala cara. Caminar, para que y para donde si media humanidad andaba en las mismas. Solo quedaba esperar...
Meterme una gran dosis de filosofía, observar a la gente en la calle, muchos andaban como yo... claro no se cuantos igual que yo, que de verdad podríamos armar un coro a la se;ora de la dolorosa, de la santa muela vengativa.
Comencé a reírme de mi misma. De lo mal que me sentía, de las horas muertas parada en la acera, de como aun con un dolor tan fuerte podría estar de pie por horas agarrándole la mano a mis vástagos inquietos, y de como podía aguantarlos sin amarrarlos con tirro plomo al poste. De como no tenia carro, pero aun teniéndolo ahí como podría manejarlo sin que los tic tacs le dieran por querer hacer efecto en plena autopista...
Nada que hacer, que casi me arrepentí de la visita de emergencias, que mejor lloraba a solas, que si me ponía a expresar mi dolor, mínimo me lanzarían moneditas. O me adoptaba una ONG.
Y si me le atravesaba a ese taxi que venia ahí? sera que así si me llevaba aunque fuese al hospital? mejor no, que capaz quedaba ahí esperando remiendo....
Así que no quedo de otra, luego de unas 4 maravillosas horas de esparcimiento mental agudo, y de suplicas al patrono de los taxistas hijos de puta. Logre montarme y llegar a casa.
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